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miércoles, 1 de febrero de 2012

AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS...

Vengo del servicio de asistencia técnica Acme de llevar el radio-casete-cd-mp3 porque creía que estaba estropeado, cada vez que pulsaba el play los altavoces lanzaban aullidos como si le prendieran fuego a la cola de un gato. Pues no, no estaba estropeado el artefacto, resulta que mi hijo se había dejado puesto un cd de Siniestro Zotal & Your Public Mother o algún grupo de esos que están en el candelabro del gigpareid musical, en fin, resumiendo: ¡oh tempora, o mores…! Así que resuelto el problema, he tirado el disco por la ventana y sin más preámbulo he puesto a girar un disco de Glen Miller, música de cuando no éramos tan gilipollas. Sí, eran otros tiempos, sin www. , tv, ordeñadores, computadoras, ipad, c3po, r2d2, etc, pero con los cojones en su sitio. La gente se mataba a miles, pero sin paños calientes, los americanos desembarcaban en un día D y a una hora H , como tiene que ser, para echar a patadas al hideputa del bigotillo que mandaba a los teutones, a sangre y fuego. Y de los sherman bajaban soldados que daban chocolatinas a los niños después de limpiarse la sangre y los sesos del enemigo, o los suyos propios. Los B-24 Liberator volaban hacia Berlín escuchando “In The Mood” porque sabían dónde estaban los malos, que eran unos señores que vendían cara la derrota cuando atravesaban la 9ª División Panzer SS Hohenstaufen en medio de las Ardenas y Saint Exupery desaparecía en el éter de los cielos con su flamante y maravilloso P-38 Lightning. También sucumbía Glenn Miller atravensando el canal mientras la infantería bailaba su “String of Pearls” con las chicas encopetadas, oxigenadas y risueñas y hacían el amor entre los jeeps con la excusa de que a lo mejor no había un mañana, y la chica acariciaba la gomina de su pelo porque sabía que era verdad. Sangre, sudor, lágrimas y largos discursos en la radio de la victoria, Churchill, F. Delano (con perdón) Roosvelt, y los ladridos del Führer al otro lado de la “Isla”. Ike cuadraba al indomable Patton y Monty se las veía con el Zorro del Desierto, casi ná al aparato, el té de las cinco frente a la blieg krieg. Las V2 llovían inmisericordemente ciegas y la población londinense rezaba en los refugios y no había ateos porque no quedaba tiempo para arrepentirse entre el petardeo lúgubre de sus motores y la lotería del impacto y cuando la sirena callaba sonaba el despertador de “Pensylvania 6-5000” y el sopor de la pólvora daba paso a la cartilla de racionamiento y el güisqui de alambique o una pinta de barril en las tabernas donde se brindaba por otro día más.
¿Y los españoles qué? pues que nos comíamos los mocos escuchando a Imperio Argentina entre la pertinaz sequía y la cara al sol partiéndonosla en dos bandos opuestos, como siempre; mientras unos se dejaban la piel en Krasny Bor, un arrabal de de Leningrado contra los rusquis de Zukov con una gallardía que ya la hubiera querido Von Pappen para sus kartoffels en Stalingrado, los otros derrochaban chulería entrando los primeros en París dándole sopas con onda al Leclerc y a los boches ex aequo, que se jodan les enfants de la patrie y viva la república, hombre ya. Fieros como nadie, fieros y gilipollas. Siempre haciendo la guerra por nuestra cuenta y a contra corriente. Después de matarnos entre nosotros, decidimos que aquello no bastaba, y nos fuimos a matar ese odio cerval y secular que llevamos en las entrañas por allende los mares y las guerras de otros. No me hubiese extrañado que el primer marine que desembarcó en Iwo-Jima fuera de Cuenca. De todos modos eso eran guerras, donde corría la sangre, el honor y por qué no decirlo, la mierda a raudales. Ahora las guerras se hacen en plan “todo por la pasta”, muy estético todo, muy a lo que tepegoleches con el misil en el ojete, mucha rueda de prensa, y con las cámara de tv por delante. Al final siempre mueren los mismos, pero en aquellos tiempos por lo menos se habían marcado antes un swing de Glenn Miller con la chica de sus sueños. Descanse en Paz.
Para meditarlo: ¿Cómo vamos a ganar en Irak o Afganistán con la mierda de música que escucha mi hijo?