UN BLOG ES UNA OBRA DE VANIDAD, CREAS UN FORO PARA EXPRESAR OPINIONES QUE NADIE TE HA PEDIDO, LO SUBSCRIBO
martes, 4 de octubre de 2011
MILAGROS DE PLUMILLAS
En las páginas interiores, muy interiores, de un periódico matutino de cuyo nombre no quiero acordarme leo un pequeño titular encabezado por la palabra “SUCESO”: “Fallece el bebé cuya madre fue asesinada en una iglesia”; paralela a esta columna pueden leerse otras tales como “Se corta un dedo con un hacha al no atenderle une edil” , “Pega a su mujer y se ahorca tras salir de prisión” y “Expulsada de una procesión por llevar falda ‘demasiado corta’ ahí queda eso. Tan solo hace cuatro días era la noticia estrella, portada de los mass media de turno; las becarias hacían cola junto al cepillo de los soportales para entrevistar a cualquier feligrés que quisiera poner cara a un horror tan pintoresco: un tío que mata una embarazada y se pega un tiro en ¡una iglesia¡ , hoste puto¡, ¡vade retro¡ ¡Sacre Blé! ¡Por tutátis¡ etcétera , etcétera, todos acongojados, eso sí a la vieja de al lado que le descerrajó un tiro en el pecho, ni puto caso, la preñada era la quintaesencia del morbo, porque la de bata del SAMUR o como se llame la había rajado delante del altar para salvar al nonato. Aquí sí que había carnaza, y no le digo por la placenta que se quedaría a lo mejor por allí circulando entre el altar mayor y la imagen de San Cucufato (ya saben, el de los cojones te ato y todo eso…) Ya está, notición al canto, qué cosas pasan, Señor¡, las cofrades del rosario sudando tinta de pensar lo que allí se había mascado, la médica poniendo rizos pantén a la cámara hecha una heroína Marvel por haber rajado al cuerpo sin vida (cadáver) de la mujer entre los sesos esparcidos del homicida. Y todos con cara de gilipollas esperando el milagro de la vida en una iglesia más bien caótica que católica a juzgar por el sarao que se montó, primera plana, heroína dignas de medalla marca acme y 10 minutos de anuncios sobre las chispa de la vida y el ocaso de los seguros.
El niño salvado como Moisés de entra las aguas (aunque sean de parto) metido en su canastilla de plexiglás en neonatos y todos esperando que un día cuando fuese maestro, o juez, o proxeneta , que lo mismo da, se arrodillara ante ese altar con la bala de plomo que le regalaron por su primer cumpleaños las matronas del hospital.
Pues no,se jodió el invento, el chaval ha palmao, lógico por otra parte, porque la de la bata lo sacó ya fiambre tirando a morcón ,que más bien parecía botillo de Ponferrada que bebé milagro.
Y los plumillas, ¿qué?; pues callan como muertos, sacan el “suceso” entre cuatro chorradas a cual más truculenta , le dan carpetazo y a buscar otra noticia más pintoresca. La criada del párroco pasó ayer el mister propper , rascó con ajax-pino en el ara pacis, quitó los chicharrones que colgaban por los bancos , le dio los sesos al gato y se quedó con las 12 mantas térmicas que esparcieron por allí los de la ambulancia, para cubrir sus geranios ,que el calendario zaragozano dice que va a apretar el relente.
Y todos los que esperaban el milagro milagrero milagroso entre tanto horror eclesiástico se les ha quedao cara de gilipollas. Ahora vendrán los de España Atea o alguna ONG depresupuestada como Eunucos sin fronteras o Agnósticos autísticos o algo así, diciendo que dónde estaba Dios ese día, que todo es mentira, que fusilemos a esos animales de bellota, que tolerancia cero patatero, que la culpa era del cura por tener abierto, y así sucesivamente.
Damas y Caballeros, es decir, tías y tíos: los milagros no dan la fe, se producen cuando hay fe, que no es lo mismo. Quizá el milagro fue que no hubiera más gente allí, o que ese niño no viva como un tarado el resto de su vida, o a lo mejor resulta que necesitamos los milagros para sobrevivir en este mundo cabrón de cobardes, en esta sociedad enferma que produce tipos como el de la pistola, que asocia la felicidad con el consumo, que divulga la miseria con voceros mediáticos y esconde la grandeza de lo cotidiano para no avergonzarnos de nuestras rastreras vidas, que es incapaz de rezar un “pater noster” por tanto desgraciado y se consterna porque haya sido en una iglesia (¿dónde vamos a llegar?; Pepito, tú no mires, y sácate la mano del pantalón que es la tercera vez que te lo lavo esta semana) Antes adorábamos al santo por la peana, ahora lo hacemos por la página de sucesos.
Cuenta un vecino que pasaba por allí y que ha entrado en el templo por primera vez en 20 años, que alguien oyó decir al pistolero frente al altar: “Si es que soy la hostia”
Postdatario: por menos de lo que ha hecho el hideputa este, te dan un premio literario en “Euskadi” pero esa es otra historia. Si es que somos gilipollas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario