Harto de polvorones la estepeña y de juntar en mi sistema digestivo a la viuda y al gaitero sin conseguir maridarlos, imprimo, leo y releo le discurso de anoche. Creo que todos lo esperábamos con una expectación no exenta de un morbo a lo sálvame de luxe por aquello de que, si no le pueden crecer los enanos a este monarca ,el yerno le ha salido más “largo de lo previsto”. Todos los analistas y anolistos del cuarto poder –como les gusta llamarse a los plumillas- coinciden en vitorearlo al declarar que “la justicia es igual para todos”, joder que se lo expliquen a Mario Conde. A mi parecer es discurso es tan ecléctico, aunque no por ello menos acertado, que podría estar refiriéndose a su yerno, a su yerna, al copón bendito o, ¿por qué no? a ese vergonzoso tribunal constitucional ,escrito adrede con minúsculas, a ese fiscal general con tortícolis de tanto mirar a otro lado, a esos políticos chaqueteros (lo de chaqueta no solo vale ya para el cambio de partido) o esos ministros lustrados que no ilustrados que de dedican a construir AVES por doquier porque de pequeños les daban capones en vez de maquetas de ibertren. Todos queremos pensar que se refiere al Urdanga y señalamos con alivio al exbalon-“manista” culé, uff, qué susto poddiós. Yo creo que el Rey repartió leña y mierda por doquier, pero en este país no se aplica el cuento nadie, y al final esperamos, como a María Sarmiento, todo se lo lleve el viento ; ¿no decía zp que la tierra es de viento?, pues eso. Del mismo modo hemos pasado por alto el elogio realizado a su vástago sucesor, y eso sí que tiene calado, juraría que nos está diciendo que el próximo discurso nos los largar a dar, no su padre -que ya quisiera visto lo visto- si no el siguiente del escalafón. Hablando en plata, ¿no les huele a pre-jubilación?, al tiempo.
Y otra ausencia, premeditada por supuesto a destacar : ¿A qué valores se refiere? ¿A los del pumby, a los que cotizan en el mercado secundario, a los de Boabdil o a los de Indívil y Mandonio?, vaya usted a saber porque como vaticinó el ínclito Guerra, a este país ya no lo reconoce ni la madre que lo parió.
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