Esta sociedad postmoderna en la que vivimos nos está volviendo más gilipollas de lo que ya éramos y eso que la cota de estupidez estaba por los 400 puntos básicos sobre el “bono ejpañol”. Ahora resulta que los americanos USA se rasgan las vestiduras porque unos soldaditos se ciscan en los muertos. Y eso no sólo es un pecado de los yanquis, es extensivo al bien pensado occidente democrático, de las libertades y de la chispa de la vida. A ver si nos aclaramos. La democracia, la división de poderes y el supuesto monopolio de la libertad no nos vuelve menos hijoputas que nuestros adversarios. Sí es cierto que nos intentamos legitimar con un barniz de moralina porque les dejamos hacer en nuestra casa lo que ellos no nos consentirían en la suya ni por asomo, nos pondrían mirando pa Cuenca en chilaba y cantando el Corán cual niños de S. Ildefonso y a capela. Porque “semos” progres divinos de la muerte y nos colgamos una palestina al cuello para ir de botellón y luego a la manifa contra las atrocidades que los perversos sionistas perpetran contra los pobres palestinillos, pobrecillos estos chicos de gizbolá con sus proyectiles tan ricos oye. Y a luego cuando llega un cruzado mágico de los que mandamos a repartir caramelos , leche condensada y alguna que otra dosis de plomo por Akinostán y esos países míseros y miserables que se interponen entre una refinería y el mundo libre (fíjate que pasar la tubería precisamente por allí), pues el soldadito nos sale díscolo harto de pasar mono de cocafloja, plaistesion2, jamburguers y blondies famélicas y tetonas y se caga en tós los muertos de esos moros cabrones que le están jodiendo el ascua. Qué cosas. Y luego lo graba para la posteridad y lo cuelga del yutube y ya se ha liao parda. Damos y caballeras, esto es más viejo que el cantar, ya Primo de Rivera les recriminó a las tropas españolas esa manía de cortarles la cabeza a los moros del Rif y hacerse dagurrotipos con ellas para el albún de familia. La suerte de César y las legiones romanas es que no hubiera nacido Kodak en aquel tiempo, de todos modos eran más prosaicos, le hubieran cortado los huevos y se los hubieran servido al Emperador en bandeja. El problema no es lo que han hecho los soldados, sea presentable o no, es que lo han globalizado, ya se sabe aquello de que “pecado que no se dice, no es pecado”. No somos mejores ni peores que los del otro bando, el problema surge cuando la hipocresía intenta legitimar nuestros actos y bestializamos al enemigo para poderlo odiar y de paso masacrar a gusto, en la contienda ya no hay sitio para el honor o el respeto del enemigo porque se ha convertido en un realitichou o en un videojuego, 10 puntos por dar caramelos y partida por cagarnos en sus muertos. Eso nos pasa por cambiar el Cetme por un Nokia.
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