La cigarra y la hormigonera

Ahora se nos llena al boca de solidaridad, resulta que los ricos han de contribuir a que los pobres salgan de agujero. Lo ricos y los no tan ricos, claro, todos y todas (vosotras tampoco os vais a escapar), faltaría plus. Resulta que hemos descubierto ese principio tan bonito, tan ecuménico, tan poco usual y lo vamos a aplicar por decreto, como todo en este país. A ver si lo he entendido: en este país hemos derrochado el dinero que teníamos, el que le sacábamos a la UE y el que no teníamos. Aquí cualquier yesaire o universitario venido a menos (cual Pepiño Blanco) ha comprado un Mercedes o se ha hecho una casa tan hortera como si la hubiera diseñado Paris Hilton. He dicho comprado, no pagado, cuidado. Hemos ido de vacaciones a países de imposible pronunciación para la mayoría de desertores del sistema educativo, que se dejaron los estudios para ser cupletistas o fratasadotes a sueldo del Pocero o de 4 individuos como él. ¿Estudiar 10 años para poder ganar al mes lo que me gasto en coca un jueves de marcha? ¡Vamos, no jodas tío. Este ha sido el grito de guerra de una generación que no sabe escribir su nombre en la petición de empleo de INEM (Oganismo, por cierto, “INEMficaz” donde los haya). Ibiza-mix, coches caros (que no buenos) , viviendas tipo mansión de los Plaff , buen rollito y todos “colocaos” colega. Tan colocaos que seguimos queriendo creer los cantos de sirena del Jefe del Tinglao al que requete-votaron porque nos prometió lo que queríamos oir. Eso nos pasa por poner a dirigir la pista del circo al payaso en vez del al jefe de pista. Y mira por donde, nos pusimos a jugar al monopoly con el dinero ajeno, prestado por quienes menos tienen (que paradójicamente no son los pobres, si no los bancos, qué cosas).
O sea, que nos estamos comiendo la lona de la carpa y las cupletistas de antaño, aspirantes al famoseo patrio, se arrepienten de no haber aprendido las cuatro reglas de la aritmética para que no las engañen con las vueltas los clientes que acuden a la farola donde ahora trabajan; los yesaires del Pocero aprenden recetas de cocina fácil para poderse comer con patatas el buga de la marca de la estrella y los gandules crónicos del sofá de papi se apuntan al 15-M. A todo esto los que han pagado su casa, se conformaron con un coche coreano, veranearon en el parque de enfrente y le dieron de coscorrones a sus hijos para que estudiaran y no se pasaran de la raya (de coca, off course) ven reducidos sus sueldos, aumentados los impuestos por el sheriff de Nottingham de turno y reducida su vida a mirar por el balcón los domingos por la tarde en camiseta y con el botijo al fresco, para ser solidarios con las descerebradas cigarras y los politicastros al uso. La culpa, como no podía ser de otra manera, es de los bancos, del Gobierno, de Elena Francis, de Estándar&Pollas, del Cantón de Cartagena o del mambo de Pérez Prado y nosotros todos, pobres víctimas del sistema sistemático promovido por estos parias de la tierra hinchados de caviar , estos facinerosos , estos adictos al sillón oficial, estos rojeras de medio pelo, estos progresistas a la violeta a los que resulta que nadie ha votado ¡jaaate! Ya, y la culpa era de los nazis, que el pueblo alemán ,pobrecito, no sabía nada; ¿les suena?. Y nadie va de cabeza al truyo. Al menos a los nazis los juzgaron a Núremberg. Si es que somos gilipollas.