El cincuenta por ciento de la ayuda que llega a Somalia se la queda el gobierno y la guerrilla autóctona para revenderla en el mercado “negro” y financiar las meriendas. ¿Contradicción?, parra nada, herr camarrada, por que me refiero la “merienda de negros” que se traen allí entre manos, vamos, que el tema está “muy negro”, más que la nocilla (qué merendilla, ¿lo cogen?). Mexplico de manera gráfica: la ayuda humanitaria es el sistema por el cual los pobres de los países ricos transfieren fondos a los ricos de los países pobres, ¿lo quieren más claro?, vale: somos unos gilipollas. Esquilmamos sus recursos, los masacramos, los abandonamos (véase el Ocaso del Celta –Vargas Llosa- o El Corazón de las Tinieblas –Conrad- ) , para después venderles armas con que matarse entre ellos. Como se están matando para pagarnos las armas no trabajan y por tanto se mueren de hambre. Entonces una creciente panda de gilipollas del primer mundo, se privan de una birra para comprar nuestros excedentes de lentejas y mandárselos a esos cafres para que coman. Estos cafres (que son nuestros frankensteines post-coloniales), entonces roban las lentejas para revenderlas y poder pagarnos las armas. Y así sucesivamente. Más claro, negro y en kalasnikov.
Advertencia a alumnos de la ESO: no intenten leer los libros citados, les pueden ocasionar un ictus desde la primera página, si es que la terminan.
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